Muchas veces como mujeres nos enfrentamos a diversas batallas, ya sea emocionales, espirituales, financieras, relacionales. La pregunta es, ¿Cómo debemos pelear para ver la victoria en nuestras vidas? Durante las próximas semanas estaremos abordando el tema de pelear las batallas hasta que logremos ser victoriosas. Le invito a que pueda entregarle a Dios este tiempo y esas cargas que puedan estar atormentándola; es momento de comenzar a luchar y, sobre todo, de lograr vencer cualquier situación que esté enfrentando.
Memoriza la palabra de Dios – 2 Timoteo 4:7
He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios.
Adora al Señor
Déjese ministrar por esta alabanza, y declare sanidad en su vida.
Medita en el tema de hoy: Escoge bien que batallas pelear
Seguro ha escuchado la famosa frase «no te ahogues en un vaso de agua». Y el propósito no es minimizar los problemas o dificultades que tenga, pero el propósito del devocional de hoy es mostrarle que usted puede escoger qué batallas pelear, y lo más importante, que no pierda fuerzas en lo que no vale la pena.
Existen una infinidad de batallas que no son importantes, y que lo que hacen es que se desgaste luchando casi contra la corriente. Incluso, muchas veces peleamos por asuntos que no dependen de nosotras. Algunas de las batallas que podemos mencionar, y que no son lo verdaderamente importante están: defender su posición, su orgullo, su imagen, su territorio, o hasta pelear por quien tiene la razón. Muchas veces, batallamos con el pasado y lo que no podemos cambiar.
¿Se ha visto en algún momento, luchar para que alguien la ame, la respete o cambie algún aspecto de su vida? Aunque no lo crea, esas son batallas de Dios, la invito en esta ocasión a pelear por esas batallas que dependen de usted, no de las demás personas, sino esas de su interior que la van ayudar a poder salir de cualquier depresión, tristeza, duelo, o autoestima.
En 2 Timoteo 4: 7- 8, el apóstol Pablo nos recuerda que Dios es justo, y que es importante obedecerle para poder obtener sus bendiciones. He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios. Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no sólo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso
Encuentre una descripción de lo que es valioso para Dios y que a menudo no lo es para el mundo. ¿Qué es valioso para usted? ¡Pelee por ello!
Reflexionemos:
- ¿Estoy escogiendo bien mis batallas?
- ¿Dejo que Dios se haga cargo de lo que no depende de mí?
Oremos juntas
Mi amado Dios, que bueno y fiel has sido conmigo. Gracias por pelear las batallas por mí, por revestirme de sabiduría para saber por qué debo luchar y cuando es momento de dejar las cosas para que tú te encargues de ello. Ayúdame Señor a tener el discernimiento para saber que es momento de dejar de lado batallas que solo me debilitan, y que no son realmente importantes. Confío siempre en ti, te amo y te agradezco por siempre estar conmigo. Amén.